Nuestro ritmo de vida diario nos obliga a ir con prisa. Vamos rápido a coger el metro para llegar a trabajar, corremos para ir a buscar a los niños al colegio y también para llegar a clase de yoga o spinning. Como consecuencia, de este ritmo de vida frenético, también comemos rápido y muchas veces cualquier cosa.
Para combatir este tipo de comportamiento nace el movimiento Slow Food, una tendencia que reivindica una alimentación placentera pero también una forma de vida más sostenible y priorizando aquello local. Se trata de prestar atención a aquello que comemos, optar por productos naturales, de temporada y cocinar recetas locales contribuyendo así a fomentar la riqueza gastronómica de un territorio.
El movimiento Slow Food ha cumplido 25 años. Su inventor, el italiano Carlo Petrini, estaba convencido de que necesitábamos ir despacio a la hora de vivir, pero sobre todo a la hora de comer. Su teoría fue más allá de promover el disfrute de la comida, y es que centró sus esfuerzos en promover el uso de alimentos ecológicos, defender la biodiversidad, un consumo sostenible además de salvaguardar el patrimonio alimentario de la humanidad y la cultura gastronómica de cada país.
Este movimiento no solo ha calado a nivel individual. Muchos restaurantes, como La Cuina de Laietana, apostamos por la alimentación a través de una filosofía de vida saludable, valorando la calidad de los productos que ofrecemos, así como la manera de prepararlos. Nuestra fuente de inspiración es el mercado y de allí, con los mejores productos, ideamos las elaboraciones de nuestros platos y especialidades. Todo para que nuestros clientes sientan los placeres de la cocina típica mediterránea en un ambiente tranquilo en el centro de Barcelona.
Por mucha prisa que tengamos, hay que seguir recordando el placer que supone comer bien.